¿QUÉ LE ESPERA AL SECTOR ASEGURADOR EN 2020?

El 2019 ha traído importantes cambios al sector de los seguros, unos cambios que no han hecho más que empezar, y que seguirán en la misma línea el próximo año. La consolidación del ecosistema Insurtech y los cambios en los hábitos de los consumidores, junto con la transformación digital son los principales factores que marcarán los pasos de la revolución de la industria aseguradora.

El avance tecnológico es imparable y a veces adelanta al ritmo con el que la sociedad es capaz de asumir este cambio. Sin embargo, el sector asegurador sí es capaz de adaptarse y adoptar esta vertiginosa evolución para asumir y gestionar una cantidad ingente de riesgos emergentes.


EL IMPULSO DE LAS INSURTECH

Parte de esta evolución se debe a la colaboración entre las compañías de seguro “tradicionales” con las nuevas y emergentes “insurtech”, empresas de reciente creación, la mayoría de ellas startups que combinan las nuevas tecnologías con el negocio asegurador para dar solución a los nuevos riesgos que surgen.

En los últimos años, el crecimiento de las “insurtech” dentro del sector asegurador se ha disparado. Según los datos del Informe Trimestral de Insurtech de Willis Towers Watson, el total de los nuevos fondos de financiación destinados a insurtech al cierre del tercer trimestre de 2019 ya supera el total anual de 2018. En los nueve primeros meses del año se invirtieron en insurtech 4.183 millones de euros en un total de 239 operaciones. La inversión crece un 5% más con respecto al cierre de 2018.

En España, el ecosistema insurtech está formado por 197 startups, de la que forman parte más de 4.000 personas y en los próximos años según las conclusiones obtenidas de la IV Insurtech Unconference organizada por la plataforma de innovación abierta Finnovation, (la cual reúne a los 100 CEO más innovadores del sector asegurador) se estima que estas, crearan de media, diez puestos de trabajo adicionales por cada firma. Los perfiles más demandados por las startups serán IT (62%), ventas (40%) marketing (28%)


Fuente: El economista